jueves, 1 de agosto de 2013

Recorridos de interés

La ruta del olivo

Aimogasta y sus aceitunas

Al norte de La Rioja, la ciudad de Aimogasta es el principal centro de cultivo de una aceituna única en el mundo –y riojana— conocida como variedad Arauco. Las plantaciones –con su hermosa simetría— se están convirtiendo en un atractivo turístico para quienes desean conocer de cerca como es el cultivo de las sabrosas aceitunas.
Conocida internacionalmente como Arauco, esta variedad se desarrolló naturalmente en los alrededores de Aimogasta, bendecida por un clima favorable. Fácilmente reconocible por su gran tamaño y un sabor peculiar, se las cosecha verdes o maduras –negras-, para llevarlas a la mesa, o bien transformarlas en conserva, pasas, salmuera o aceite de oliva.
Aimogasta es reconocida como la cuna de la olivicultura en nuestro país, donde se producen las mejores aceitunas. Esta ciudad de 10.000 habitantes es la cabecera del departamento de Arauco, y además de tener a las plantaciones de olivos como su industria fundamental, poco a poco va a trayendo al turismo que llega para saciar la curiosidad despertada por conocer como es el cultivo de la aceituna.
Pero no son “cualquier aceituna”, sino una variedad única y conocida en el mundo como arauco. Esta aceituna se desarrolló naturalmente en los alrededores de Aimogasta gracias a las condiciones climáticas ideales de la zona. La producción riojana de aceitunas –que comenzó su despegue a comienzos del siglo XX-- se vende en todo el país, y el principal comprador extranjero es Brasil. Los productores más importantes son empresas como Agroaceitunera S.A., El Matucho S.A., Nucete y la Compañía Industrial Olivarera SRL. Además de las grandes agroaceituneras, en Aimogasta está también Hilal Hermanos, una pequeña fábrica familiar que produce aceite de oliva extravirgen, a través de un método de extracción artesanal. Un gran molino de piedra realiza la molienda y la prensada en frío. En un galpón antiguo y rústico, el perfume frutado que se advierte a la entrada, bien adentro se transforma en explosión. Una copita para probar y todo ese estallido se traslada: la intensidad sutil de la nariz se suaviza en la boca. Las fincas de estas empresas rodean todo Aimogasta, conectadas por una buena red vial de asfalto que permite observar desde muy cerca las plantaciones, ubicadas a la vera de la ruta. Además la ciudad dispone de una buena red de servicios hoteleros y gastronómicos para el viajero. Para observar los paisajes conformados por las simétricas plantaciones de aceituna, basta con salir a recorrer las zonas aledañas a la ciudad. Y de paso visitar otros atractivos como El Bañado de los Pantanos, que fue un antiguo asentamiento indígena convertido hoy en un oasis productivo con plantaciones de jojoba. También se puede visitar el famoso peñasco conocido como El Señor de la Peña, que en medio de la nada oficia de sede para una de las fiestas religiosas más importantes de la provincia. Upinango, por su parte, es una pequeña localidad ubicada a 18 kilómetros de Aimogasta con una iglesia centenaria en ruinas que justifica una visita. Otro sitio histórico en los alrededores de Aimogasta es el fuerte español El Pantano –del que solo quedan unos rastros--, construido en 1635 durante el gran levantamiento calchaquí que enfrentó seriamente a los españoles. La ciudad de Aimogasta tiene un camping llamado Los Nacimientos, que cuenta con cursos de aguas, sauces y palmeras para pasar una fin de semana de vida al aire libre. Las aceitunas de la variedad arauco, tal como llegan a la mesa de los consumidores que tiene en el mundo entero, es decir, la recolección, selección, envasado, es un cuidado proceso artesanal al que esta empresa añade tecnología avanzada. Pero si la localidad riojana produjo un gigante de la actividad es porque la casi totalidad de los aimogasteños tiene parcelas en las que cultivan unas 50 variedades de aceituna, quese suman a las 26 mil hectáreas que el mencionado Nucete posee en la provincia.

El Olivo Centenario 

A 3 kilómetros de Aimogasta –en la localidad de Arauco— existe un olivo precedido por un cartel con la siguiente leyenda: “Olivo Fundador de la Olivicultura Argentina, plantado en el siglo XVII por el Capital Diego de Alvarado”. No se sabe si será historia o leyenda, pero según la tradición oral de la zona el Rey Carlos III de España hizo talar en 1870 todos los árboles de olivos de La Rioja porque temía que la calidad de las aceitunas plantadas aquí pudiera superar alguna vez a la española, que era la primera en el mundo. Aparentemente este olivo histórico de la localidad de Arauco sería el único sobreviviente de aquella tala. De manera increíble, esta ejemplar se adaptó y prosperó en medio de la sequedad del clima, y sería de alguna manera el “abuelo” de todas las aceitunas riojanas. Declarado Monumento Nacional, el olivo de más de 200 años sigue produciendo sabrosas aceitunas.

La ruta del vino

El camino del vino en la provincia de La Rioja integra a los Valles del Famatina como zona principal en la producción, elaboración e industrialización de vinos, y a los Valles de la Costa por su importante concentración de pequeñas Bodegas que realizan la elaboración de vinos en forma íntegramente artesanal.

Una Cultura que se exporta

Conocer el paso a paso de la elaboración del vino y hasta participar de la cosecha. Observar el embotellado y aprender sobre la guarda. Y por supuesto degustar toda la variedad de vinos inmersos en una cultura centenaria. Eso es lo que hacen los turistas en las bodegas de La Rioja. La Ruta del Vino Riojano es un recorrido por el interior de la provincia, dónde el enoturismo se enlaza con otras actividades, como su arquitectura, sus paisajes, su riqueza cultural y su producción. Estos paseos no abarcan exclusivamente a los grandes productores de vino, y están compuestos dos perfiles bien definidos, el industrializado y el artesanal. El primero va desde la Capital hasta Santa cruz, que es la última localidad del departamento Castro Barros. En cada pueblo, en cada rincón, pueden degustarse los tradicionales vinos caseros que atrapan el sabor de las cosas hechas en casa. La producción de dulces, quesos, nueces confitadas, y variedades de frutos en almíbar realizados en forma artesanal completan el recorrido de los exquisitos sabores riojanos. Y en el segundo, se muestra la tecnología en la producción y elaboración desde los Valles del Famatina hasta Villa Unión.  En La Rioja actualmente hay 17 bodegas, y cinco de ellas ofrecen servicios al turista: La Riojana, Chañarmuyo, San Huberto, La Puerta y desarrollándose el emprendimiento Haras de San José. Con actividad en los Valles del Famatina, La Riojana es una cooperativa que exporta el 25 % de sus variedades Syrah, Malbec, Chardonnay, Merlot, Cabernet Sauvignon y, por supuesto, el Torrontés Riojano a más de 25 países. Pero el primer hostal que abrió pensando en el enoturismo fue el de la bodega Chañarmuyo, cuyos viñedos están a 1720 metros de altura, y en una zona muy atractiva para el turista, a pocos kilómetros de Famatina, dónde se puede realizar parapente o llegar hasta la mina La Mejicana en una travesía 4x4.

La ruta de los dinosaurios

El corredor ecológico y turístico de los dinosaurios en la región argentina de Cuyo, conocido como la Ruta de Los Dinosaurios, une los Parques Sierra de las Quijadas (San Luis), Ischigualasto “Valle de la Luna” (San Juan) y Talampaya (La Rioja). Su recorrido completo nos llevará al menos tres días para poder apreciarlo a pleno.
En La Rioja, El P.N. Talampaya conforma la llamada Cuenca Triátasica de Ischigualasto, una vasta región desértica donde afloran antiguos sedimentos instalados allí por la erosión a comienzos de la era mesozoica, es decir hace 250 millones de años. En aquel tiempo el clima de esta la región era tropical húmedo y la vegetación era muy abundante y frondosa. La cordillera de Los Andes todavía no existía, ni tampoco el Famatina -que se ve desde algunos puntos del valle.

La visita a Talampaya es un viaje de lleno al inicio de los tiempos. En este desolado paraje de 215.000 hectáreas, donde hoy descansa un lagarto somnoliento, con seguridad caminó alguna vez un enorme dinosaurio. Una gran cantidad de fósiles animales encontrados en estos parques,- son estudiados en el Museo de Ciencias naturales de La Rioja y en el Centro de Investigaciones Crillar. Estos estudios están ayudando a completar la línea de puntos que está permitiendo a los científicos determinar cuando y como aparecieron los primeros dinosaurios sobre la tierra, hace nada menos que 248 millones de años. Con la finalidad de resguardar este impresionante tesoro de gran valor científico, toda la cuenca conformada por Talampaya fue declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en el año 2000.

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