La ruta del olivo
Aimogasta y sus aceitunas
Al norte de La Rioja , la ciudad de
Aimogasta es el principal centro de cultivo de una aceituna única en el mundo
–y riojana— conocida como variedad Arauco. Las plantaciones –con su hermosa
simetría— se están convirtiendo en un atractivo turístico para quienes desean
conocer de cerca como es el cultivo de las sabrosas aceitunas.
Conocida internacionalmente como
Arauco, esta variedad se desarrolló naturalmente en los alrededores de
Aimogasta, bendecida por un clima favorable. Fácilmente reconocible por su gran
tamaño y un sabor peculiar, se las cosecha verdes o maduras –negras-, para
llevarlas a la mesa, o bien transformarlas en conserva, pasas, salmuera o
aceite de oliva.
Aimogasta es reconocida como la
cuna de la olivicultura en nuestro país, donde se producen las mejores
aceitunas. Esta ciudad de 10.000 habitantes es la cabecera del departamento de
Arauco, y además de tener a las plantaciones de olivos como su industria
fundamental, poco a poco va a trayendo al turismo que llega para saciar la
curiosidad despertada por conocer como es el cultivo de la aceituna.
Pero no son “cualquier aceituna”,
sino una variedad única y conocida en el mundo como arauco. Esta aceituna se
desarrolló naturalmente en los alrededores de Aimogasta gracias a las
condiciones climáticas ideales de la zona. La producción riojana de aceitunas
–que comenzó su despegue a comienzos del siglo XX-- se vende en todo el país, y
el principal comprador extranjero es Brasil. Los productores más importantes
son empresas como Agroaceitunera S.A., El Matucho S.A., Nucete y la Compañía Industrial
Olivarera SRL. Además de las grandes agroaceituneras, en Aimogasta está también
Hilal Hermanos, una pequeña fábrica familiar que produce aceite de oliva
extravirgen, a través de un método de extracción artesanal. Un gran molino de
piedra realiza la molienda y la prensada en frío. En un galpón antiguo y
rústico, el perfume frutado que se advierte a la entrada, bien adentro se
transforma en explosión. Una copita para probar y todo ese estallido se traslada:
la intensidad sutil de la nariz se suaviza en la boca. Las fincas de estas
empresas rodean todo Aimogasta, conectadas por una buena red vial de asfalto
que permite observar desde muy cerca las plantaciones, ubicadas a la vera de la
ruta. Además la ciudad dispone de una buena red de servicios hoteleros y
gastronómicos para el viajero. Para observar los paisajes conformados por las
simétricas plantaciones de aceituna, basta con salir a recorrer las zonas
aledañas a la ciudad. Y de paso visitar otros atractivos como El Bañado de los
Pantanos, que fue un antiguo asentamiento indígena convertido hoy en un oasis
productivo con plantaciones de jojoba. También se puede visitar el famoso
peñasco conocido como El Señor de la
Peña , que en medio de la nada oficia de sede para una de las
fiestas religiosas más importantes de la provincia. Upinango, por su parte, es
una pequeña localidad ubicada a 18 kilómetros de Aimogasta con una iglesia
centenaria en ruinas que justifica una visita. Otro sitio histórico en los
alrededores de Aimogasta es el fuerte español El Pantano –del que solo quedan
unos rastros--, construido en 1635 durante el gran levantamiento calchaquí que
enfrentó seriamente a los españoles. La ciudad de Aimogasta tiene un camping
llamado Los Nacimientos, que cuenta con cursos de aguas, sauces y palmeras para
pasar una fin de semana de vida al aire libre. Las aceitunas de la variedad
arauco, tal como llegan a la mesa de los consumidores que tiene en el mundo
entero, es decir, la recolección, selección, envasado, es un cuidado proceso
artesanal al que esta empresa añade tecnología avanzada. Pero si la localidad
riojana produjo un gigante de la actividad es porque la casi totalidad de los
aimogasteños tiene parcelas en las que cultivan unas 50 variedades de aceituna,
quese suman a las 26 mil hectáreas que el mencionado Nucete posee en la
provincia.
El Olivo Centenario
A 3 kilómetros
de Aimogasta –en la localidad de Arauco— existe un olivo precedido por un
cartel con la siguiente leyenda: “Olivo Fundador de la Olivicultura Argentina ,
plantado en el siglo XVII por el Capital Diego de Alvarado”. No se sabe si será
historia o leyenda, pero según la tradición oral de la zona el Rey Carlos III
de España hizo talar en 1870 todos los árboles de olivos de La Rioja porque temía que la
calidad de las aceitunas plantadas aquí pudiera superar alguna vez a la
española, que era la primera en el mundo. Aparentemente este olivo histórico de
la localidad de Arauco sería el único sobreviviente de aquella tala. De manera
increíble, esta ejemplar se adaptó y prosperó en medio de la sequedad del
clima, y sería de alguna manera el “abuelo” de todas las aceitunas riojanas.
Declarado Monumento Nacional, el olivo de más de 200 años sigue produciendo
sabrosas aceitunas.
La ruta del vino
El camino del vino en la
provincia de La Rioja
integra a los Valles del Famatina como zona principal en la producción,
elaboración e industrialización de vinos, y a los Valles de la Costa por su importante
concentración de pequeñas Bodegas que realizan la elaboración de vinos en forma
íntegramente artesanal.
Una Cultura que se exporta
Conocer el paso a paso de la
elaboración del vino y hasta participar de la cosecha. Observar el embotellado
y aprender sobre la guarda. Y por supuesto degustar toda la variedad de vinos
inmersos en una cultura centenaria. Eso es lo que hacen los turistas en las
bodegas de La Rioja. La
Ruta del Vino Riojano es un recorrido por el interior de la provincia, dónde el
enoturismo se enlaza con otras actividades, como su arquitectura, sus paisajes,
su riqueza cultural y su producción. Estos paseos no abarcan exclusivamente a
los grandes productores de vino, y están compuestos dos perfiles bien
definidos, el industrializado y el artesanal. El primero va desde la Capital hasta Santa cruz,
que es la última localidad del departamento Castro Barros. En cada pueblo, en
cada rincón, pueden degustarse los tradicionales vinos caseros que atrapan el
sabor de las cosas hechas en casa. La producción de dulces, quesos, nueces
confitadas, y variedades de frutos en almíbar realizados en forma artesanal
completan el recorrido de los exquisitos sabores riojanos. Y en el segundo, se
muestra la tecnología en la producción y elaboración desde los Valles del
Famatina hasta Villa Unión. En La Rioja actualmente hay 17
bodegas, y cinco de ellas ofrecen servicios al turista: La Riojana , Chañarmuyo, San
Huberto, La Puerta
y desarrollándose el emprendimiento Haras de San José. Con actividad en los
Valles del Famatina, La
Riojana es una cooperativa que exporta el 25 % de sus
variedades Syrah, Malbec, Chardonnay, Merlot, Cabernet Sauvignon y, por
supuesto, el Torrontés Riojano a más de 25 países. Pero el primer hostal que
abrió pensando en el enoturismo fue el de la bodega Chañarmuyo, cuyos viñedos
están a 1720 metros
de altura, y en una zona muy atractiva para el turista, a pocos kilómetros de
Famatina, dónde se puede realizar parapente o llegar hasta la mina La Mejicana en una travesía
4x4.
La ruta de los dinosaurios
El corredor ecológico y turístico
de los dinosaurios en la región argentina de Cuyo, conocido como la Ruta de Los Dinosaurios, une
los Parques Sierra de las Quijadas (San Luis), Ischigualasto “Valle de la Luna ” (San Juan) y Talampaya
(La Rioja ). Su
recorrido completo nos llevará al menos tres días para poder apreciarlo a
pleno.
En La Rioja , El P.N. Talampaya
conforma la llamada Cuenca Triátasica de Ischigualasto, una vasta región
desértica donde afloran antiguos sedimentos instalados allí por la erosión a
comienzos de la era mesozoica, es decir hace 250 millones de años. En aquel
tiempo el clima de esta la región era tropical húmedo y la vegetación era muy
abundante y frondosa. La cordillera de Los Andes todavía no existía, ni tampoco
el Famatina -que se ve desde algunos puntos del valle.
La visita a Talampaya es un viaje
de lleno al inicio de los tiempos. En este desolado paraje de 215.000 hectáreas ,
donde hoy descansa un lagarto somnoliento, con seguridad caminó alguna vez un
enorme dinosaurio. Una gran cantidad de fósiles animales encontrados en estos
parques,- son estudiados en el Museo de Ciencias naturales de La Rioja y en el Centro de
Investigaciones Crillar. Estos estudios están ayudando a completar la línea de
puntos que está permitiendo a los científicos determinar cuando y como
aparecieron los primeros dinosaurios sobre la tierra, hace nada menos que 248
millones de años. Con la finalidad de resguardar este impresionante tesoro de
gran valor científico, toda la cuenca conformada por Talampaya fue declarada
patrimonio de la humanidad por la
Unesco en el año 2000.
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